21.12.12

Alfa impura o Elogio al pesimismo trágico

El secreto cósmico que ignoramos justifica nuestra continuidad en el espacio. El tiempo, el tiempo que nosotros conocemos es un insecto necrófago inspirado por la jovialidad de nuestras propias armas: razón, ciencia, evolución.
Un fin noble hace loable un lóbrego medio: la civilización como arte del enmascaramiento, como procesión hacia el desprendimiento. Aquel instinto eugenésico, la inmortalidad simbólica de la religión y el hombre teórico: príncipes de asesinos.
El hábito del óbito, el óbito en nuestros hábitos, en nuestra sed y en nuestro hálito. La pérdida como condimento del progreso. El duelo como receta del futuro. El sabio nunca descansará en su osario... un valeroso eco continúa suplicando porque todo acabe de una vez, porque todos vuelvan a lo Uno y los unos al Todo.
Cuando el fin no llega y no se intuye para lo sucesorio es porque aún deambula por los peldaños de la historia, ansiando despojarse de su herencia, anhelando culminar el maldito ciclo y exigiendo la piedad del retrasado Anticristo. Alfa impura: el fin en el principio.
Todo lo que vaya más rápido que la velocidad de la luz tiende a ir de alguna manera hacia el pasado. La máquina del tiempo, vaya hermosa quimera. ¡Una segunda venida de Cristo! Pero mientras así no sea, como no es... exhorto a que nos demos muerte los unos a los otros, o al menos que empecemos a morir y dejemos de aniquilarnos.

(1999)


   Soundgarden - 4th of July

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