19.1.12

Paso de nada

Apoyo un pie del lado de la sombra. Retengo la insegura firmeza de seguir creyendo. De un lado y del otro, soportando los embates de la duda. La ley de los límites me devora y me acusa con la violencia de la incomprensión. Hay luces y sombras, como siempre, pero cada una te atraviesa como nunca habías imaginado que podías llegar a contradecirte.
Quisiera que me veas como alguien capaz de todo.
Las manos recogen el sentido del sacrificio. Conservo la herrumbre de los errores. Arriesgo todo por este momento. Contraigo el para-sí de la acumulación mientras se desploman objetos vacíos de aprendizaje. Despojos. Ruinas. Posguerra. Hoy no tengo nada. Ya no tengo todo lo que quise, pero conservo el traje del deseo. Uno no puede desollarse y seguir vivo. Lo que se fue se ha ido.
Quisiera poder ofrecértelo todo, pronunciar el nombre de tu esperanza.
Tal vez el paso a dar sea al costado, dejar que las emociones se maten entre sí. No quiero perdérmelo. Acá está el tiempo en que eres dueño de todo: la trastienda de la acción, las postrimerías del futuro. Pero todo este poder se diluye cuando te pienso. Sé que eres del mundo, pero todo desaparece cuando sostengo en el aire el rigor de tu mirada.
Quisiera sentir si nuestros cuerpos podrían acoplarse.
Es imposible saber si hay alguien más que pueda comprenderte por completo. Saber si ese alguien es humano o si deberíamos religarnos a otra cosa para obtenerlo. Si alguien te comprendiera en tu forma más pura probablemente desaparecerías. Nadie tendrá la capacidad de juzgar tu muerte. Dejarás un vacío, te irás como lo que se va.
Quisiera saber si se puede amar para siempre.
Es imposible saber si voy o si vuelvo. Todos me miran. Todos ignoran. Nadie sabe del otro. No puedo decidir por un minuto de amor. Confío en mis impulsos como desconfío del tiempo. Mis piernas tiemblan. Mi fuerza colapsa de vergüenza. No puedo sostener los mundos de tus ojos. Necesito saber quién eres…

Dudo; entre nos
y los otros.
El número dos y su entre medio:
el intruso: el hombre.
Huye y regresa
entre luchas de vacilamiento.
Ahora se queda. Espera
por saber quién permanece.
Dos. Duelo. A muerte.
Por no morir.

(2009)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánta cantidad de alma vertida en este texto!

Conmovedor, en verdad.

Torsen dijo...

En mi parecer casi todo lo que he leído parece armado como un bello cadaver exquisito... difícil veo que te popularices amigo, pero mola que mueras así... Saludo!